miércoles, 5 de agosto de 2009

Pater noster

La otra noche recité, recé, medité, mascullé el Padre Nuestro; lo dije varias veces, solo para mi, despacito y luego rápido como si tratara de salvarme de mi misma, y de su recuerdo, me hallaba escondida y sorda dentro de mis sabanas en una cama ajena, no había notado antes y tal vez después que esa oración mágica dice la frase más significativa y enigmática, dice: "...no me dejes caer en tentación librame del mal...". Me pregunto, cuántas veces habré sido librada del mal?, cuántas veces he sido librada de caer en la tentación y entiendo tentación como la oportunidad de perderse a sí mismo y no otra cosa, hay situaciones de las cuales puedo librarme yo misma; pero todo este cuento, toda esta perorata solo persigue significar las veces en las cuales he sido extraída -por una voluntad indeterminada e inasible-de una mala situación o circunstancia y luego pataleo y reniego de que así pasara, cuántas veces he sido librada?, como cuando mi corazón se partió en pedacitos tan pequeños que nunca supe si pegarlos o botarlos, pues no cabía reparación alguna y tuve que hacer nacer otro nuevo, esas veces que tanto dolieron no pude entender que habia sido librada de caer en tentación y alejada del mal; trato de aprender a rezar y reconozco que es mejor decir "no me dejes mucho tiempo en la tentación y mantenme cerca muy cerca del bien...Amen".

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