Cuando era más chama, aún lo soy, escuchaba las narraciones de mis amigos y amigas relacionadas con histórias de infidelidad, deslealtad; las escuchaba como si me fueran ajenas, quiza mi propia juventud no me permitia abarcar la dimensión de su significado, hasta que la voragine de la vida te conduce por destinos inciertos.
Solo que los destinos han servido como dice Galeano, para caminar, y el camino hacía el descubrimiento de uno mismo te aprieta para descubrir que la única infamía, infidelidad, deslealtad y todos los genéros de cornamentas son las perpetradas en contra nuestra por mano propia. Para experimentar cualquiera de las anteriores primero se perfeccionaron en uno mismo.
De manera que me confieso totalmente infiel a mi misma en tantas ocasiones como estas: Cuando elegí por otro u otra en lugar de elegir por mi, cuándo preferí el bienestar de otro a costa del mío, por no contarme de primera, por olvidarme de mi cuerpo y sus necesidades, y por tantas otras q no logro ubicar por innecesarias; pero ahora mismo la percepción puede cambiar, no hay cacho que valga cuando se está atento a la verdad.
MG